21 de octubre de 2008

Hechos Pelotas 07/Oct/08

El América y los Pumas son polos opuestos. Los de Coapa siempre han sido compradores compulsivos de jugadores, mientras los Universitarios los forman en su cantera. Pero esto no quita valor alguno a lo que se juega en 90 minutos. Una rivalidad reciente pero que ha tenido batallas memorables. Un partido que se juega a muerte, tanto dentro como fuera de la cancha.
El Estado Universitario sería testigo de tal evento, escuchando el “Goya” de los simpatizantes Pumas. . Y es así como el fútbol es cambiante. Va de un lugar a otro, de muecas y gestos puede pasar a pinceladas. O de pronto, de 45 minutos frívolos, a 45 con ataques en oleadas.
A veces es de mediocampo, trabado y aguerrido. Poco espectacular, pero intenso y entonces sufre transformaciones y se vuelve irascible y con llegadas a las porterías. A Pumas y América les pasó en CU el medio día del domingo y empataron a un gol.
América anotó pronto, a los 7 minutos, con un certero cabezazo de Alfredo Moreno. Una jugada y los candados americanistas se cerraron. Se apretaron las marcas, los de Coapa dejaron el balón a un lado y las prioridades cambiaron. Su estilo se fue concretando. Se afianzó y a Universidad le costó descifrarlo. Era preferible hacer nudos que ir a pisar el campo contrario.
A los hombres del "Tuca" Ferretti, que primero debe de tener orden a la defensiva para después tirarse a matar al frente, de pronto el juego cerrado y sin huecos les suele hacer daño.
Tanto orden a veces pareciera que mata creatividad. Universidad no tuvo un solo chance de gol en los 45 minutos iniciales. Desde su media cancha América los fue anulando y anudando con Enrique Vera y Alejandro Arguello. Los huecos no aparecieron y los balones a los delanteros fueron pocos y escasos.
Pero para la segunda mitad los dos cuadros se lavaron la cara, se acomodaron los botines y cambiaron su fútbol. Ferretti hizo ingresar a Ismael Iñiguez y adelantó a David Toledo. Salió por ahí la presión del América y de a poco Pumas fue generando peligro y oportunidades de gol. Se abrió huecos y espacios. Hasta que Fernando Morales, a los 50, consiguió el empate en un tiro potente y pegado al poste izquierdo de Ochoa.
Por esfuerzo no quedo, pero el fútbol efectivo se les fue trabando a los dos equipos. Aunque el vaivén en los arcos fue constante ya no concretaron más. Fue un empate de esfuerzo y de garra, espectacular, el talento hubo que dejarlo para un mejor día.

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