La crisis económica que se vive en el mundo hoy en día, está por colapsar las monedas de los diferentes países. El problema no es reciente, esto era ya conocido desde tiempo atrás. Los grandes economistas que habían previsto el problema que hoy se está viviendo, no fueron tomados en cuenta por países o compañías internacionales. Estos personajes, interesados en su porvenir y riqueza, dejaron de lado lo que el mundo les suplicaba y necesitaba.
Es por de más increíble que las grandes potencias del mundo, o mejor dicho las grandes economías, puedan ser tan egoístas o míseras. Estas superpotencias a lo largo de la historia de la humanidad se han caracterizado por no preocuparse por los demás. Hoy en día, existen países y continentes completos que viven en la miseria total. Y su situación no es solo esa, además de lo económico está la salud deplorable del continente. Las enfermedades allá son un producto diario con el que se vive.
Además de esto sumémosle la catastrófica caída de la economía en Estados Unidos. La gran potencia, la que tenía el control de la economía mundial, ha cedido. Causando que el resto del mundo caiga, sin quien lo soporte ahora. El gasto desmedido de George Bush, presidente de la nación más poderosa, en una guerra inexistente han llevado a este grande a la ruina.
Es inevitable un cambio en la economía mundial. De ahora en adelante el negocio tendrá que ser entre todos. El mundo deberá trabajar en conjunto para salir adelante. El cambio no se podrá dar de manera individual, esto es cosa del pasado, la mano se tendrá que extender para solicitar la ayuda del prójimo. El modelo económico que tenemos desaparecerá para dar paso a nuevas formas de negociación y comercio.
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1 comentario:
Se lo digo así:
Estoy muy orgullosa de lo que ha logrado. Ya no hay tantas rimas internas, ya pone los acentos donde van, qué bien, qué hermoso. Sigue siendo un ejemplo de lo que es mejoría y dignidad. Pero no me falte mucho a clases, lo quiero ahí porque usted sí es de los que aprovechan.
Así que seguiré exigiéndole más. Ahora que ya sabe cómo darle orden y coherencia a un discurso, le propongo que investigue a fondo, que se arme con mejores argumentos y datos algo duros para que su credibilidad como periodista aumente.
Creo mucho en usted. Para la próxima quiero esa ortografía impecable, esa argumentación rigurosa. Usted puede lograrlo, quiero seguir presenciando su crecimiento intelectual.
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